viernes, 9 de noviembre de 2007

Mandamiento del Exito # 5

Og Mandino. El quinto mandamiento del éxito

Debes sonreírle a la adversidad hasta que ésta se rinda a tus pies.

Serás más sabio que los demás en cuanto comprendas que la adversidad no es una condición permanente del hombre. Y, sin embargo, esa sabiduría no es suficiente por sí sola. La adversidad y el fracaso pueden destruirte mientras esperas pacientemente a que la fortuna cambie. Trátalas de una sola manera.

¡Recibe bien a ambas, con los brazos abiertos!

Puesto que este mandamiento va en contra de toda lógica o razón, es el más difícil de comprender o dominar. Deja que las lágrimas que derramas sobre tus desgracias, te limpien los ojos para que puedas ver la verdad. Comprende que lo que lucha contigo siempre fortalece tus nervios y agudiza tus habilidades. Tu antagonista, al final, siempre será tu mejor apoyo.

La adversidad es la lluvia de la vida, fría, molesta y hostil. Sin embargo, de esa estación nacen el lirio, la rosa, el dátil y la granada. ¿Quién puede decir qué te producirán una vez que hayas sido abrasado por el fuego de la tribulación y empapado por las lluvias de la afición? Hasta el desierto florece después de una tormenta.

La adversidad es también tu maestra más grande. Poco es lo que aprenderás de tus victorias, pero cuando seas empujado, atormentado y derrotado adquirirás un gran conocimiento, porque sólo entonces te familiarizarás con tu ser verdadero, ya que, al fin, estarás libre de los que te adulan. ¿Y quiénes son tus amigos? Cuando la adversidad te abrume, será el mejor momento para que los cuentes.

Recuérdate tú mismo, en tus horas más negras, que todo el fracaso es sólo un paso más hacia el éxito, que todo descubrimiento de lo que es falso te dirige hacia lo que es verdadero, que todo prueba agota cierta forma tentadora de error y que toda adversidad sólo cubrirá durante algún tiempo tu sendero hacia la paz y la realización.

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